Sin embargo, sí podemos mejorar aspectos que dependen de nosotros mismos. Lo primero es el respeto, las formas, la atención, el silencio, escuchar a los otros, etc. tanto de los equipos como del público. Sin estos requisitos mínimos es imposible avanzar un sólo paso.
Lo segundo, en los debates no es necesario avasallar con ideas. Con un par de ellas o tres es suficiente. Lo importante es definir bien esas ideas y explicarlas con argumentos y evidencias (las pruebas objetivas en las que se basa vuestras defensas o refutaciones; básicamente el esquema a seguir es: una idea, un argumento, una evidencia, una conclusión).
Lo tercero, no perder nunca de vista la pregunta del debate. No podéis iros por los cerros de Úbeda. Ahora bien, os podéis salir del tema pero explicando el porqué de vuestra salida del tema, es decir, para retomarlo. Esta estrategia es válida pero peligrosa.
Cuarto, las evidencias mostrarlas al equipo contrario, al juez y al público. (Esto hay que tenerlo preparado de antemano).
Lo último (por ahora), es verdad que no es fácil hablar en público, pero cuando uno prepara su intervención es mucho más fácil.
EJEMPLO 1.
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